jueves, 13 de agosto de 2009




El 'demonio' q' custodia la puerta es semejante a un hombre muy grande, muy fuerte y bestial. Su cuerpo es velludo. Su rostro feroz infunde terror. De su cabeza le brotan cuernos muy grandes y afilados, gruesos y duros como robres. Tiene una cola larga q' le llega hasta el suelo. En su mano derecha sostiene un tridente. En su cabeza, en su pecho, y bajo su cintura tiene un "seis" escrito con fuego. Y al hacerle frente, se escuchará a este monstruo hablar con voz profunda y estridente, y decir: "Yo soy, de entre los dioses, el desterrado del Olimpo. ¡Yo soy humano, demasiado humano!"

La puerta es un arco tapiado con roca sólida. Es como un portal tallado en el muro grueso, pesado como una muralla fortificada. La puerta es casi un dibujo, un accidente en la textura poderosa y rígida del muro. En ella no hay ningun picaporte, ninguna cerradura; es como una pared soldada al marco. No hay nada q' pueda abrirla. Si el guardián no estuviera, de todos modos no habría forma de abrirla. El guardián es la única clave para abrir la puerta. Vencer al guardián y abrir la puerta son una sola y misma cosa.

Para vencer al guardián hay q' comprender quién es en realidad. La puerta es una puerta espiritual. Lo q' se oculta detrás, es un camino o un tesoro también espiritual. El tesoro es al mismo tiempo, la llave de la puerta, y la única arma con la q' se puede vencer al guardián. ¿Cómo derrotar al guardián si el arma es el tesoro oculto tras la puerta? "Actúa como el cristo y vencerás al demonio"





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